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06/12/15, VI Maratón Málaga.

– Abril 2014, Vélez Málaga: «Tú acabarás haciendo maratones» me decía Alejandro.

– Diciembre 2014, Málaga: «Hoy es la maratón, ¿vamos a ver la llegada? Corren algunos del club, a ver si los vemos…», me volvía a dejar caer…

Esto hizo que el 2015 comenzara con una idea rondándome la cabeza, ¿y si lo intento?

Para mayo ya teníamos la media maratón preparada y fuimos unos atrevidos, ¿Nos inscribimos? Venga!! Aún se veía muy muy lejano.

Llegó el verano y el Iberman de Alejandro se aproximaba, había que sumar km!!!

– 3 de Octubre: Increíble ver a estos 7 valientes en cada transición, hasta cruzar la ansiada meta, 3,8 + 180 + 42 km, sin palabras! Fueron inspiración en los siguientes meses, los más duros, muchos km, tiradas largas muuy largas (24, 28, 32!! Km) y Ale lesionao!
Esa rodilla que no te dejaba avanzar de los 20 km, el miedo a no poder cruzar la meta juntos, el mío a no poder ni empezar la carrera por algún contratiempo…

– 06 de diciembre 2015, 8:25 de la mañana, a punto de comenzar la carrera…

(Rocío) Nos acompañaba Alberto (mi sobri) y Alejandro lo acercó al punto de avituallamiento del km 8 y 21, donde estaría junto a María del Mar e Isa (muchísimas gracias a las dos por todo!), y entre tanto sonó el disparo de salida. La gente empezaba a trotar, y Alejandro aún no estaba! Comencé a correr… Por detrás no le veía, ¿estará por delante? Intentando asimilar que tendría que correr sola, fui avanzando, cogiendo mi ritmo, alcancé a la liebre de 4:30h, era el tiempo previsto, y pensé… Igual está allí, como si fuera un punto de encuentro, pero no. Unos metros por delante vi una camiseta del club (era Íñigo), igual él le ha visto…

(Alejandro) Tal y como acordamos, me dirigía a acompañar a Alberto al avituallamiento, mientras Rocío me esperaba en la salida, (haciendo el pis nervioso previo a la carrera). Siguiendo las indicaciones de algunos voluntarios situados en la plaza de la Marina, nos fuimos hacia el lado contrario del avituallamiento y cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde, había escuchado el disparo de la salida y yo estaba junto a la noria del puerto!! Mierda! Acabo de dejar a mi novia sola empezando la carrera! En ese momento me pongo a correr como si no hubiera un mañana, ritmos de 4 pelaos dirección a la salida para intentar comenzar la carrera. Es ahora cuando empiezan los primeros miedos, ¿y si me falla la rodilla?, ¿y si no la encuentro? Y lo que es peor, ¿y si no me dejan entrar?
Afortunadamente, encaro el cajón de salida y tras km y medio adelantando gente, encuentro a Rocío! Gran alivio para ambos y uno de los momentos más emocionantes de la maratón.
A partir de aquí, comenzamos a disfrutar nuestra carrera.

– Km 8, soltamos lastre (le damos a Alberto las chaquetas y nos quedamos tranquilos viendo que está con estas encantadoras chicas). Los km iban cayendo solos, dirección al Palo, muy entretenidos cruzándonos con todos los compañeros, saludando y dando ánimos, grata sorpresa al cruzarnos con Álvaro (pero…no estaba en Filipinas?! menudo máquina!).

– Km 21, volvemos a ver a Alberto, María del Mar e Isa que nos animan y apoyan desde el avituallamiento. A los pocos metros, comienza uno de los puntos más emocionantes del recorrido, un pasillo de gente animando, entre los cuales estaba mi familia (gracias por venir!!), los amigos de Adri (Ana y Rafa), a quienes vimos en varios puntos, (gracias chicos!) y otros compañeros del club (Máximo, esperamos verte pronto en carreras de estas).
Eufóricos, se nos dispara el ritmo y pasando el km 22 decidimos aflojar, aún quedaba mucho. En ese punto, nos separamos de Sofía, Mari Carmen y su liebre particular, pues su ritmo era más alegre.

– Kms 26 – 27, llegando al Martín Carpena, los km se hacen cada vez más largos pero un «momento confesiones» (el más íntimo de la carrera, jeje) nos ayudó a alcanzar el km 30 sin muro ni nada que se le parezca.

– Km 32, batiendo record de distancia, ya sólo pensamos en restar.

– Km 36, tres horas y media no son nada si tu gente te espera para darte aliento en los últimos kms. Alejandro pierde el miedo a «petar» por la rodilla y acordándose del km 35 del Iberman junto a Adri, es consciente de que ya nada lo va a poder parar.
Seguimos hacia la rosaleda, con algún que otro dolorcillo y buscando agua, que se encontraba en el Km 38, allí tuvimos que beber directamente de las garrafas, (único punto negativo respecto a la organización de la carrera).

– Km 40, entrando en el centro de Málaga nos espera Alberto para continuar apoyándonos, nos da agua y la cámara.

Ya sólo queda disfrutar. Precioso pasar rodeando la Catedral y una calle Larios llena de gente animando, para afrontar la última e interminable recta hasta cruzar meta cogidos de la mano.

Se acaban los 42.195 metros (y algunos más, jejeje).
Afortunadamente todo salió bien y nos fuimos a celebrarlo con nuestras maravillosas familias, que ahora podrán descansar de nuestro monotema «la maratón».

Ale, ¿Qué será lo próximo?