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“Fiera, no te deseo suerte para mañana porque sé que lo vas a conseguir!! Así que lo que te deseo es que disfrutes muchísimo y cruces esa meta con dos cojones! Vamos!!!”

“Bueno ya llega el gran día!! Mañana te toca sufrir pero merecerá la pena porque es lo que has querido hacer y por fin lo vas a conseguir y lo vas a terminar porque si hay alguien con mas cojones y cabezón a mas no poder ese eres tu y con tal de llevar la razón lo vas a hacer entero…aunque te duelan los pies, aunque te ahogues sin ventolin, sigue que como no sigas te reviento cuando te vea!!!

“Hola wapito, ya llego el gran día… descansa bien que mañana lo harás genial! Mucha suerte aunque no la necesites, que te vaya muy reketebien y lo mas importante, disfruta. 1 beso campeón!!!!

“Mucha suerte mañana, espero que te salga bien”

“Mucho animo campeón, todo mi apoyo desde aquí, descansa y a tope mañana. Un abrazo y fuerza”.

“Vamos Adrián, cruza esa meta con cabeza y dándonos una alegría. Estoy contigo. Disfruta de TU DIA”.

“A darlo todo campeón”.

“Que decirte…me siento un poco mal por no poder estar ahí, pero cada km te estaré empujando… Fuiste mi pilar y en cada reto, cada meta deportiva o en tu vida, sabes que puedes contar conmigo. Comete el Iberman que eres el puto CRACK!!!”

“Bicho, mucha suerte para mañana, lo duro ya lo has hecho, mañana te toca disfrutarlo”.

“Tío feo, recuerda que hagas lo que hagas eres el puto amo y lo sabes, y aunque no esté ahí, estaré dándote aliento para que termines como lo que eres, un CAMPEON!”

Con estos mensajes (entre muchos mas) empezaba mi camino hacia lo que llevo 3 años deseando, ser finisher en un triatlón de larga distancia.

No había excusa para no conseguirlo y si muchos motivos para lograrlo.

A las 5:20 suena el despertador de Abel, y junto con Alex Ríos bajamos a desayunar. Complicado comer bien a esas horas y mas con “la cosilla” que se tiene en el estómago horas antes de una carrera. Ya estamos los 7 cogiendo fuerzas y bromeando sobre quien ganara a quien (siempre gano yo en las comparaciones y nunca en carrera, todos van de “tapados”).

Subimos a la habitación, recogemos las mochilas y salimos hacia la T1 a prepararlo todo.

Ahí me encuentro con los míos. Mi Lale, Mi José Luis (espero que no se acuerde de la promesa), Mi Vela, Mi Ana y Mi Largo (desde los 3 años juntos, casi 30 años de amistad, se dice pronto). Han venido a verme, a animarme y darme el apoyo que seguro necesitaré. Los que no han venido, me han mandado su apoyo y se que están conmigo.

Comparto los momentos previos con ellos, arreglando las cosas en el box y comentando sensaciones.

Lo tengo todo listo, ponemos marcha a la orilla. El circuito lo han cambiado a última hora y parece mucho mas largo que el anterior. Neopreno ajustado, gafas y gorros en su sitio, nos queda probar el agua y calentar. Últimas fotos antes de salir y un abrazo con mi gente. Me uno a Gea, Ríos y Alex y nos lanzamos al agua tras dar la salida.

Una natación cómoda, no hay muchos golpes y el agua está tranquila y a buena temperatura. La única pega, las medusas como paelleras de grande. Nadie dijo que un Ironman fuese fácil.

Son dos vueltas de 1900 metros. La primera la hago sin problemas, nada de cansancio y guardando fuerzas para afrontar la segunda. Antes de entrar de nuevo al agua miro el reloj…distancia? 2.200 metros, 300 mas de lo normal y no me he desviado tanto para esa diferencia, tiempo? 39 minutos.

En la segunda vuelta empiezan los problemas. El neopreno es una cuchilla que me destroza el cuello a cada brazada. Me paro, lo intento desabrochar, lo aflojo y quito un poco la cremallera. Alex Rodríguez está conmigo y me pregunta si todo va bien. Mucho mejor ahora, aunque entra agua y parezco una boya, aun así conseguimos terminar la segunda vuelta y el segmento de natación con una distancia total de 4.400 metros (600 mas de lo normal) y 1h y 23 minutos.

En la transición están Moi, Rocío, Ana y mi gente, no paran de animar y echarnos fotos, es un subidón salir así del agua y afrontar el inicio de la bicicleta.

Me quito el neopreno lo mas rápido que puedo, me preparo y salgo con la bicicleta hacia la salida de la T1. Ahí están gritándome y pidiéndome fuerza y cabeza para los 180 kms que me esperan por delante.

La bici empieza con un par de kilómetros de adoquines. Todos los pasamos lento, con miedo a un posible pinchazo o reventón. Tengo a Abel a pocos metros por delante. Una vez que cogemos carretera firme, empieza de verdad lo que me gusta, disfrutar encima de una bicicleta. A los pocos kilómetros alcanzo a Alex Ríos que había salido antes que yo de la transición. Abel ya lo ha pasado y al hacerlo yo me pide que tenga cabeza y que no fuerce, que es muy largo. Le hago la señal de OK con el dedo pulgar y le deseo suerte. Kilometro del 15 al 20, y alcanzo a Abel que ha pinchado. Espero que lo solucione pronto. Para variar, Alex Rodríguez me alcanza y nos pasamos juntos muchos kilómetros disfrutando de las subidas y bajadas que nos vamos encontrando (el principio siempre es bonito). Después de pasar el avituallamiento del kilometro 40 me adelanto un poco y marco mi ritmo, constante pero sin sufrir. Me sigo encontrando con subidas y bajadas pero ya no disfruto tanto, se empieza a convertir en un rompe piernas. Así hasta el kilometro 60-65 en el que no es tan aburrida la carretera.

Llego al avituallamiento del 90, las piernas empiezan a quemar y necesito algo de magnesio que casualmente me deje en la T1, “ahí es donde tiene que estar, Adrián”.

Avituallamiento propio, donde dejé un sándwich de nutella y otro de pavo, chorizo y miel (mantener fuera del alcance de los niños). Me sentó bien por la necesidad de comer algo que no fuesen barritas, pero no tiene que ser buena esa mezcla y mas si te tomas una lata de cocacola que también dejé preparada. El caso es que salgo con fuerzas renovadas, y junto con Alex Rodríguez que también había llegado.

Vamos a por la segunda mitad de carrera con la idea de que los últimos 50km eran en bajada y con viento a favor, osea que 30kms mas y a disfrutar (eran 170 y no 180). Llegados a un punto, Alex me pide herramientas y mientras se para a solucionar el problema y coger un par de bajadas rápidas nos distanciamos y cada uno sigue a su ritmo. Entro en España y no se porque parece que es buena señal, espero que las carreteras cambien y me encuentre con el viento a favor del que me hablaban.

Voy descubriendo rectas larguísimas en las que acoplarte encima de la bicicleta sería un lujo, si no fuese por el viento en contra. Casualmente hoy tenía que ser en contra, cuando llevan diciendo desde que nos apuntamos a este reto que esos últimos 50 kms eran con viento a favor la mayoría de los días.

No nos queda otra que hacerse “pequeño” encima de la bicicleta y empujar.

Llevo bastantes kms solo y pasando a varios triatletas a los que voy preguntando si van bien. Con uno de ellos me paro y hablamos sobre el viento, sobre las carreteras, sobre experiencias. Es malagueño también, de Fuengirola y es su primer larga distancia. Coincidimos en algo, estamos locos.

Entramos en Ayamonte y ponemos dirección a la T2. Ahí me vuelvo a encontrar con los míos. Moi me grita que haga el último esfuerzo, que empuje para subir la última pendiente que da acceso al box para soltar la bici. Echo lo que me queda dentro y subo a machete, los dientes apretados y sabiendo que 170 kms  y 6 horas y 40 minutos de bici tampoco han podido pararme.

Rafa, Alex, Ana, Vela y José Luis me animan, me dan fuerzas, esto esta hecho, solo me queda el último esfuerzo.

Zapatillas, gorra, un poco de agua y sales minerales, y a por los 42 kms 195 metros que mas sueños han cortado de raíz.

La idea es clara, correr a un ritmo suave sin sufrir. Disfrutar lo máximo posible. Marcarse pequeños objetivos. Primero: pasar el puente que separa España de Portugal. Conseguido.

Segundo: Llegar a los 10 kms sin síntomas de cansancio o dolor. Conseguido (y mas aun cuando en ese preciso instante aparecen los 5 magníficos en el coche chillándome y casi parando el tráfico por ir a mi ritmo).

Llego al avituallamiento del km 12 y hay un chaval que empieza a andar, me paro a su lado y ando con el, le digo lo que siempre nos decimos unos a otros: “no te pares ahora, sigue”. Corremos unos kms juntos hasta el siguiente avituallamiento y ahí me encuentro con el último chaval con el que hablé en bicicleta, el de Fuengirola. Trotamos, andamos y reímos. Escucho que me gritan por detrás, es Alex Rodríguez.

Se une a nosotros y seguimos juntos hasta el km 38.

Antes de ese km…3 veces que pasamos por delante de la meta, subidón ver a la gente animándote en ese punto. Cada una de las 4 vueltas al circuito son de 7 kms y en cada una de ellas pasas por delante de la meta. Suena duro, pero es una alegría ver a tu gente que sigue ahí después de casi 13 horas y sin dejar de gritarte palabras de ánimo. También es motivador ver a tus compañeros de fatigas que siguen en carrera, Hidalgo y Zafra, a los que no paramos de animar cuando nos cruzamos. Incluso Abel, que se recuperó de los problemas con la bici, que bicho y que cabeza para no tirar la toalla después de 1 hora intentando arreglar el pinchazo. A Gea, que se ha marcado una prueba de auténtico Ironman, con la de problemas que traía y al que no dude en abrazar y animar al cruzármelo en sus últimos kms.

Pocos kms antes de terminar, Rodríguez empieza a sufrir dolores que le impiden correr, decidimos andar hasta que se recupere.

Última vuelta! Solo 3 kms por delante!!! Alex Rodríguez ha superado sus molestias y tras alcanzarnos Alex Ríos decido intentar compartir el último tirón con el. Siempre hemos hablado de entrar juntos en meta, pero lleva un ritmo demasiado fuerte para mi, así que le digo que siga que yo aflojo. Alex Rodríguez también me pasa y sigo a mi ritmo hablando con un hombre que al final sería con quien entré en meta y el cual tampoco me dejó aflojar el ritmo los últimos kms. Cruzo la meta, nos abrazamos y nos damos las gracias. Un vallisoletano de 50 años y un malagueño de 32 ya son Ironman.

3 años después de empezar en esto del triatlón, el sueño se “resume” en 13 horas y 25 minutos.

Ahora queda disfrutar lo de conseguido y poner rumbo al siguiente objetivo.

Nos vemos en….

El sueño de 7 axarlones no habría sido posible sin el apoyo de los amigos, la familia y las parejas durante tantos días de entrenamiento. Y no habría sido posible sin Moi y los suyos, sin Rocío, sin Ana, sin Vela, sin Lale, sin José Luis, sin Ana y sin Rafa, los cuales estuvieron atentos a nosotros en todo momento, animándonos, corriendo a nuestro lado, dándonos cualquier cosa que necesitábamos, haciéndonos este triatlón lo mas fácil posible. GRACIAS INFINITAS.

A Paco Zafra, Antonio Gea, Paco Hidalgo, Alex Rodríguez, Abel Rincón y Alex Ríos que no me han dejado de animar durante estos 3 años. GRACIAS A VOSOTROS TAMBIÉN.

A Pablo (El reto Martínez), por tantas horas ajustando y reajustando la bicicleta.

A Iván Tejero, por los entrenos, los cuidados y los consejos. ERES GRANDE TIO!

Y gracias a quienes de una manera u otra han sufrido y disfrutado conmigo en estos 3 años de entrenamientos y carreras.