Hoy no vengo a ensalzarte…no he venido a refrendar con mis palabras lo que muchos ya conocen de ti o lo que otros aún sin conocerlo, ya lo intuyen. Yo no vengo a prestarte una voz que no es mía si no tuya. No he venido a elevarte a los altares de la magnificencia. No he venido a describir sobre plano los rincones donde escondes tu belleza y escudriñas minuciosamente a quien te admira. Hoy vengo a derramar el tarro de perfume de mi Yo más profundo y sincero.
Y es que… seguramente sin pretenderlo, nuestra relación se encontraba en un tempo narrativo distinto. Quizás tú no tenías más nada que enseñarme o yo intuía que no tenía más nada que ofrecerte. Y así, sabiéndote conocedora de donde es preferible hacerte silencio o alboroto, que es lo que hay que decir o qué es lo que hay que callar, callaste. Y me fui. Me fui con la duda, y con la duda ando entre preguntas desnudas esperando a despejarme neblinas. Ni tengo de ti salida, ni yo pretendía salir.
Dejaste que buscase fuera lo que ya creía no poder encontrar dentro de tu Limes, y en estas, anduve sumando paso tras paso y transformando cada paso en un fragmento de memoria. Pero tú que no careces de paciencia, eres conocedora de que a veces,…a veces hace falta irse para poder volver.
8 am. Un tal Jam Koum se ha convertido en parte de nuestras vidas y puedo decir que esta mañana forma parte de la mía en particular. Su conocida aplicación, comprada hace no mucho por el todopoderoso Zuckerberg, no ha dejado de mandarme señales durante todo lo que llevamos de mañana, no solo manifestaciones sonoras, si no también visuales con el característico parpadeo de luz, el cual, a mi modo de entender, es la conmemoración de las antiguas señales de humo de los indios Norteamericanos tan fidedignamente representadas en las películas del oeste.
9:15 am. Arremolinados en el aparcamiento adjunto a la pista de atletismo van comenzando a llegar tus vecinos, los que para cualquiera que llega por primera vez a tu tierra, te definen y te adjetivan, muestran tu forma de ser y tu manera de entender la vida; sin embargo, yo no vengo a verte con los ojos de quien te conoce, yo vengo a fijarme en quien te desconoce, en la mirada del niño que curioso acaba de asomarse al dintel de la vida, de aquel que quiere entender tu tiempo, un tiempo cuasi detenido de horas impuntuales.
10 am. Solo tu sabías como volver a ganarme y como buena madre llamaste desinteresadamente, y además preguntando, si por casualidad iba a pasarme por casa para comer, porque me va a sobrar comida y accidentalmente he preparado tu plato favorito. Y entre plato y plato te hablo de calor y tu me dices que no me preocupe que no es más que tiempo soleado y yo que te conozco, y a sabiendas de lo que espera, empiezo sabiéndome extranjero en cuerpo conocido, y te veo, pero ya no soy yo, no son mis ojos los que te contemplan, no son mis piernas las que te recorren, no es mi corazón quien se enamora. Hay veces que es mejor volver a verte y sentirte a través de quien por primera vez te contempla.
Y así acabé dándome cuenta que ya te echaba en falta, y de tanto echarte en falta recorrí dejando marcas de pisadas por tus playas de arena oscura, esa arena que se adhiere a mi piel como yo quisiera adherirme a la tuya. Ya te echaba en falta y de tanto echarte en falta me enseñaste que una alfombra de redes no tiene nada que envidiar a ninguna alfombra roja.
Déjame que te respire y contigo me asombre, yo te he visto en un silencio lleno de voz imperativa. Eres esa belleza que pasas y le vuelves el cuello en las esquinas. Por ti fui aprendiendo, aquí sigo aprendiendo, tratando de aprenderte, aunque siempre será tarde para aprenderte toda. Hoy volví a mirarte, como sólo se mira a quien de verdad se quiere.
Con todo esto y sin más, solo queda agradecer a todos/as los Axarlones que mostraron una lucha, un tesón, una generosidad, un esfuerzo, una entrega, un compañerismo, un sacrificio y tantas y tantas cosas para enamorarnos de esta I Media Maratón de Vélez-Málaga organizada de forma mimosa y admirable por Club Atletismo Vélez.
¡ENHORABUENA CLUB DEPORTIVO AXARLÓN!
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