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Le premier bonheur du jour
C’est un ruban de soleil
Qui s’enroule sur ta main
Et caresse mon épaule

 

La primera alegría del día es una cinta de sol que se enreda sobre tu mano y acaricia mi hombro. La primera alegría del día es llegar a ti y reencontrarse con uno mismo.  Y es que, llegar a ti, es olvidar quien fuiste, para saber quién eres.

“Llegar a ti es enamorarse sin piedad, latiendo con corazón de Maratón”.

Viajamos sabiendo el destino, aunque para nuestra fortuna, desconocemos el contenido. Viajamos presentándonos como un YO, pero con el convencimiento de que en cierta medida ese YO actual siempre acabará debiéndole algo a un TÚ. ¿Y por qué TÚ? Porque yo sin ti no soy yo y quisiera creer que TÚ sin mi…no serías exactamente TÚ.

Plaza de Armas se convierte en el tramo intermedio que me separa de volver a contemplarte una vez más. Siento en ese mismo instante, que la curiosidad fiel reflejo de la infancia, quizás no sea más que un lejano recuerdo espontáneo que ahora vislumbro a través de los rostros de mis sobrinos. A un paso de volver a pisar tus calles, cierro los ojos y de manera espontánea abro el alma. Abro el alma ante ti, ciudad, metrópoli sentida en este palpitar acelerado que se vuelve atribulado ante un adiós venidero. Edad de señora y apariencia de señorita, arraigada con fuerza en esa pasión y fe que solo tú sabes expresar para acabar anclada en los corazones. Ciudad separada por esa entretela de río templado y en su orilla abrazado a tu mano contemplamos el cielo tumbados alumbrados por un nuevo Puente de Barcas. Que como tu mano y la mía unen dos corazones tan dispares y singulares, como complementarios. Y tú que llamándose Isabel lo llamas Triana, si Triana se queda por nombre Muchacha aprieta bien mis cadenas que mi corazón quiere acabar cumpliendo condena permaneciendo a tu lado.

Tú que no pierdes la ocasión en San Jacinto y trasladas tu manera de entender la vida en andas, acabas volviendo a recordarme porque, por más que me vaya, nunca acabaré de irme completamente de tu verá.

No negaré que parte de culpa de este regreso a Sevilla tiene que ver con aquel tiempo de 3:57 en la Maratón de Málaga, y aquellas conversaciones que se fueron sucediendo tras su conclusión. Se baja un mínimo de 10 a 15 minutos el registro que tuvieses en Málaga, decían algunos.

Desojando la margarita sin buscar la certidumbre del amor encubierto, más bien intentando convencerme que las locuras, al menos, al menos se intentan. Comenzando la preparación de la misma ya entrados en el mes de Enero, acabamos por presentarnos en Sevilla, conocida antiguamente como Spal cuyo significado es “tierra llana” y que tan bien es explotado por dicha Maratón considerada, al menos eso dicen, como la más llana de Europa.

Contemplar tu Madrugá al despertar es contemplar el sueño de los despiertos. Madrugá fría, Madrugá vacía, Madrugá en espera…y esperando con sapiencia, lo esperado llega.

Estrellita estrecha, despiertas temprano para dar cobijo tanto a quien va, como a quien vuelve. Estrellita añeja, ofertas bebida estimulante acompañada de un buen mollete catalana, para acabar transmitiendo ánimos a tu manera: “No sé como correrán los primeros, pero que tiemblen con el desayuno entre pecho y espalda que os acabáis de meter”.  Estrellita interesada, tanto quien va como quien vuelve no se cansan de transmitir palabras de aliento. Y se agradece.

Para mí serás la tercera, para algunos la primera, para otros quizás la quinta o la séptima, pero, a pesar de ser números distintos, siempre habrá uno que no cambia y es por ese número, por lo que hoy estamos todos aquí, 42195 metros.

Es tiempo de cerrar puños entre tus compañeros, de alentar a las masas transponiendo discursos pasados. Es tiempo de soñar en grande, ya que soñar ya no es un derecho, hoy es un deber. Es tiempo de mirar al cielo y cerrar los ojos. ES TIEMPO DE MARATÓN.

Maratón sigue siendo ese regusto a dulce tras un buen trago amargo. Bajar a los Infiernos para abrazar la gloria en el Cielo. Estrellarse con un Muro y luchar por recuperarse. Sentir el abrazo de la gente estando encorsetado en pasillos humanos. Experimentar parte de tu duende en esa plaza de paños de azulejos. Ver el rostro del sufrido compañero de entrenos, y a pesar de los dolores, ver como aprieta los dientes, que no habrá tiempo más efímero ni triunfo más rotundo. Disputarse una idealizada victoria por tus avenidas “Venga que ya lo tenéis campeones” y de tan poco que falta la contienda es más larga. Ya sabéis la noche es más oscura justo antes del amanecer. Encontrar el abrazo fraternal en tu Puente de la Barqueta y recobrar el ímpetu perdido. Volver a recuperar los tiempos que empezaron a esfumarse allá por el kilómetro 26. Volver a sonreír, volver a sentir…volver a imaginar.

Correr en penumbra para volar tras atravesar el umbral, tartán olvidado, denostado y maltratado, tartán de gloria pasada hoy pasarás a ser eterna, tartán de sueños, esfuerzos e ilusiones, tartán de medallas, de tiempos mejores…de tiempos peores…de mi tiempo…3:23:47

“Llegar a ti es enamorarse sin piedad, latiendo a ritmo de Maratón”.

Hoy volví la cabeza para decirte adiós, pero vi que ya no estabas.