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Cada día el Facebook y el Mail se van encargando de que no olvides que tienes que afrontar 83 km en montaña y la dificultad de cada tramo, pero dos días antes, nos envían el track de la prueba y sorpresa! Al final son 87km, parece una tontería esos 4km de más, pero con el desnivel y altura de la prueba, duelen, son una hora más de carrera mínimo. Aún así, no me encuentro muy nervioso... Sólo algunos momentos del día me acuerdo y pienso lo que se me viene encima... La noche antes duermo bien, me levanto con algo de sueño para intentar dormir la siesta, ya que hasta las 3,00 no se sale y decido no cambiar las horas de sueño, prefiero no dormir y empezar q las 3.00 como si fuera un día normal, pero muy descansado. Creo que no tenía nervios porque aunque soy muy cabezón, no tenía presión ninguna por terminar, lo veía muy lejano, porque no tenía experiencia, mi máxima meta entrenando fueron 35km seguidos, eso si, corriendo a menos de 6' km, y compitiendo tampoco tenía experiencia previa alguna. Además estaba haciendo todo lo que los expertos recomiendan que no hagas en una prueba de este tipo. No pruebo ni un 10% de las ayudas que llevo para nutrirme e hidratarme, pero como nunca he tenido problemas de estómago pues me arriesgo, ya que por variedad de productos era imposible probarlo todo. No pruebo correr con frontal ni correr de noche para que el cuerpo tenga experiencia previa. Y mi máximo error, estreno zapatillas tres semanas antes y me revientan los pies. 5 ampollas que término de rematar cuando me las vuelvo a poner para subir a la maroma. Las semanas antes me centro en recuperar ampollas y alimentarme bien, decido que correré con unas de running, mis viejas kayano con muchas batallas, ya que de trail no tengo ningunas sólo las asesinas de las nuevas. Por tanto, veía muchas cosas que me hacían pensar que luego lo pagaría... Además el tema muscular también me preocupaba porque en la maratón de Málaga tuve calambres.
El dorsal lo recogíamos el mismo viernes a partir de las 17, así que me intento dormir la siesta, pero nada, las ganas de recoger el dorsal me pueden. A las 19 voy a por el, nos dan la bolsa del corredor, muy muy pobre, unos calcetines y un sobre de café, pero el dorsal 164, lo más importante. Ahora es cuando noto los nervios que no había sentido hasta ese momento, por dentro todo se me mueve, parece que el cuerpo ha tomado conciencia de lo que le espera... Dejo dos mochilas con el material necesario para Güejar Sierra km43 y Pradollano en meta. 
Ceno a las 23.30, le doy un paseo al perro y me doy una ducha para relajarme, justo a las 1.30 empiezo a vestirme, reviso mochila y todo preparado, cojo la moto y a plaza nueva desde La Zubia. Llego y me hace gracia cruzarme vestido de trail a tope, mochila con dos bidones cual astronauta con gente que va de fiesta, que pensarían... O que pensaría yo si me hubiera cruzado con un personaje así hace unos años... Llego y me espera Koke, un amigo que esta iniciándose en el mundo del triatlón y que intentaremos fichar para Axarlón, me hace ilusión ya que no conozco a nadie... Me acuerdo de todos los mensajes de ánimo de todos, amigos, club, familia y mi novia, que me manda el último para darme fuerzas. Paso primer control, me situó detrás y 450 locos esperando la salida. Frontales encendidos y cuenta atrás.
Salida atascada por el estrecho paseo de los tristes con la Alhambra como testigo.Intentó aplicar mi estrategia de guardarme para llegar fuerte a Güejar Sierra, ecuador de la prueba, así poder afrontar con garantías la subida al Veleta. Pero si una cosa me ha quedado clara en esta experiencia, es que por mucho que planifiques, los factores son muy aleatorios y las sensaciones musculares y mentales te van marcando la carrera. Me siento muy cómodo y voy bastante fuerte, entre los 50 primeros de todos los que salimos, en la oscuridad de la noche apenas se por donde voy, y eso que conozco bien la zona, pero apenas queda tiempo para mirar a mi alrededor, la vista sólo da para guiarte por los estrechos senderos. Voy de lujo hasta que aparece mi primer problema, km22 y empiezo a adelantar a gente bajando muy fuerte, por un momento miro al horizonte para ver como voy y error... Tropiezo y caigo rodando cuesta abajo, me abrazo a las piedras para no resbalar por la ladera hasta que freno, intentó levantarme de golpe y se me quedan los cuadriceps acalambrados... Primer golpe mental, km22 y ya con calambres! Empiezo a convencerme a mi mismo de que nunca pensé que sería fácil, tenía claro que el dolor me acompañaría bastante tiempo... Pero las piernas no se relajaban, sales minerales, mucha agua, carbohidratos, geles pero nada... Sigo corriendo con dolor, llego a un avituallamiento como y bebo lo que puedo y decido subir las pendientes andando, prefiero terminar y no paraba de recordarme que debía llegar a Güejar lo más entero posible, aunque tenga que disminuir bastante el ritmo. Pero la carrera no da tregua, llegamos a Quentar y ahí, la que para mi ha sido la subida más imponente que he visto en mi vida... Una ladera totalmente vertical y la gente tumbada enganchada a las ramas y a los salientes de las rocas... Esto que es!!!! El compañero de delante no podía ni moverse, le pregunto que le pasa, creyendo que le dolía algo, y me dijo que se iba hacia detrás, no podía... Pues paso a paso y con ayuda de las ramas, además de forzar más la pierna derecha, que es la que llevaba menos acalambrada consigo llegar, y sorpresa! Otra rampa más y así hasta cuatro... Empieza a amanecer y me autoconvenzo que con el sol seguro que cambia todo, me engaño diciéndome a mi mismo que el problema es que no estoy acostumbrado a correr a esas horas... Me doy cuenta de que voy sangrando por el codo, la mano, rodillas... Llego al siguiente avituallamiento con un amigo que hago en la bajada, iba mareado y entre los dos nos dimos consejos, el para los calambres y yo para los mareos, en el avituallamiento me encuentro a un compañero de trabajo, hablo con el y mi ánimo sube, ya estáis casi en Güejar, 14km y listo. Ya no me separo de mi nuevo amigo Esteban en toda la carrera... Nueva subida y las piernas parecen que se van soltando... Estaban muy tirantes pero no con calambres, decido cuidarlas pero me puede las buenas sensaciones que me vuelven a venir y vuelvo a correr para entrar en el polideportivo de Gûejar Sierra poco antes de las 8, menos de 5 horas y con los problemas que había tenido. Muy contento desayuno, poco abundante por cierto, ni sopa, ni pasta, ni bocadillos preparados... Me cambió la camiseta y me pongo la de Axarlón con el objetivo de hacer la segunda parte de la prueba con ella para así entrar en meta, cojo gorra, gafas y de nuevo a correr... Hacemos toda la llegada a la verea de la estrella con mi amigo Esteban y su primo Fernando, que me lo presenta, aunque el se queda más atrás, ha estado apunto de abandonar dos veces y va muy quemado... Empezamos de nuevo a subir por cortafuegos y laderas para llegar al duque, me tomo un gel con cafeína, no estoy acostumbrado a los geles, ni al café si quiera, me pone como una moto y empiezo a tirar, Esteban me dice que siga yo, y tirando llego sólo al duque, pero de nuevo error... Me vacío tanto que me empiezo a marear, por hidratación no es seguro, pienso, entonces? Yaaa el bajón del gel y me vaciado de nutrientes... Empiezo a comer Barritas de avena, a beber isotonica, sales, plátanos... Pero nada, sigo andando mareado... Pienso que me tengo que retirar, no puedo ir mareado... Hago el tramo hasta el dornajo de 14 km a duras penas, sigo sin encontrarme bien... Como bastante y sigo andando, de nuevo me pillan Esteban, Fernando su primo y un nuevo amigo, José de Cartagena, un fenómeno enamorado de la montaña y con muchas hazañas a sus espaldas, me van arrastrando y animando, me dan más plátanos, bebida etc... Y comienza a ver la luz, parece que se me pasa el mareo, me animan diciéndome que vamos de lujo, llevamos buen ritmo a pesar de las dificultades. Y así paso a paso nos plantamos en la carretera de la sierra para entrar a Pradollano... Cuando parecía que íbamos a llegar nos hacen dar un rodeo subiendo todas las laderas y dejando Pradollano muy abajo, golpe moral, pero voy tan contento de que haya salido de la pájara... Lo cual veía imposible que me da igual. Se nos une un acompañante más en el último tramo, iba muy acalambrado, pero entre todos conseguimos llegar a Pradollano 73 km, gracias a un ritmo veterano y de saber andar y corre por montaña de Fernando, y eso que decía que abandonaría... Que buen ritmo nos puso el tío!, termina la hermana menor de la ultra. Vamos charlando y un km antes de llegar Esteban, Fernando y el nuevo acompañante deciden abandonar, dejarlo ahí, lo han llamado unos amigos y les han dicho que el último tramo es mortal... José, el hermano de Cartagena dice que el termina, que ha venido a eso y que termina. Yo pienso en dejarlo pero que va, yo también he venido a terminar, y por 15 km no lo dejo aunque me quede allí o me den las 00.00 q era la hora de corte. Además me encuentro de lujo, muy cansado pero recuperado de todo lo que había ido sufriendo. Nos despedimos con unos abrazos y deseándonos vernos en otra. Y seguimos José y yo con la gente animando y apoyando nuestra decisión. Primera subida, lateral del río había la virgen de las nieves, pendiente criminal, nos paramos, nos miramos y nos decimos, esto lo hacemos pero tranquilos, hay q subir a 3000 m y después de tanto sufrimiento cualquier paso en falso, más rápido de la cuenta puede ser nuestra perdición. Me invita a unos dátiles, yo a una barrita y hacia arriba con paso cansino. Llegamos a la Oya de la Mora donde nos espera su mujer y su hermano, nos dan batidos, comida y nos abrigamos. Avituallamiento en el cuartel militar y dirección Virgen de las Nieves. Foto de rigor y encaramos los últimos 4,5km de ascensión al Veleta... Empiezan a encadenarse cuestas que te van quitando la energía que te queda lenta, pero de forma muy efectiva hasta dejarnos vacíos, adelantamos a gente, que estaban aún peor, siempre con una sonrisa y un mensaje de ánimo, y así llegamos al techo de la prueba, empezamos a comentar y saborear la hazaña, sólo quedan 7,5 de descenso, con la vista repasamos los 80km que llevamos en las piernas, mira venimos de allí, hemos cruzado todo eso, que frío en Quentar al pasar por el río, que amanecer subiendo por las laderas, que llegada a Güejar y subida a Pradollano con los amigos que hemos hecho... Pero todo esto pensando que no podemos cantar victoria, hay que bajar y estamos muy mal de fuerzas. Nos animamos mutuamente y nos reímos un rato con los voluntarios sobre la comida que nos estaban dando etc... Comenzamos a bajar, interminable... Nos hacen bajar desde el veleta a la laguna, y cuando creías que ya estabas ahí, nos subían de nuevo a Montebajo, para quien no conozca la sierra una subida de 1,5 km aproximadamente pero a esas alturas... Subir otra vez.... Soltamos muchos disparates pero nos apoyamos y nos decimos que ya si que esta hecho. Terminamos la subida, vemos Pradollano al fondo y disfrutamos del anochecer, como el sol se esconde por el Trevenque y toda la Vega granadina. Vuelven las fuerzas y nos dejamos caer a lo que a esas alturas dan las piernas, última bajada por la pista del rio, la conozco perfectamente y voy guiando a mi amigo explicándole metro a metro cuanto falta, hasta que a lo lejos veo a mi novia Cristina, con Tango mi perro cachorro, Koke y Álvaro al que todavía no conocía. Saco el collar de Capo, mi perro, que murió preparando la prueba conmigo y siempre pensé en el para terminarla, se la tenía que dedicar, tenía que hacerle su último regalo después de tanta compañía en los entrenamientos, y en la vida en general. Subo las escaleras para entrar de la pista de esquí a Pradollano, alzo collar al cielo, me abrazo con mi amigo José y entramos en uno, después de tantas horas, 17.45', saboreando un momento que no se puede explicar, cansancio, dolor, emoción, orgullo, superación... Y un sin fin de calificativos que sólo el que viva experiencias así puede describir, para todo los demás, incluida mi madre, eres simplemente un loco.